Siempre las manzanas II

Eris o Eride, la diosa de la Discordia, molesta por no haber sido invitada a las bodas de Peleo, a la que habían sido convidados todos los dioses, urdió un modo de vengarse sembrando la discordia: se presentó en el banquete, y arrojó sobre la mesa una manzana de oro, que habría de ser para la más hermosa de las damas presentes.

Tres diosas (Atenea, Afrodita y Hera) se disputaron la manzana produciéndose gran confusión, interviniendo el padre de todos los dioses, Zeus que decidió encomendar la elección a un joven mortal llamado Paris, hijo del rey de Troya.
Paris se decidió finalmente por Afrodita, y su decisión hubo de traer graves consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer con cuyo amor Afrodita recompensó era Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao.
Y así estalló la guerra de Troya.